¡Hola, soy Iris!
Me gustan los gatos y dibujar corazones.
Los arco iris a los que se les ve dónde empiezan y dónde acaban.
No digo que no a una locura y me da miedo arriesgar pero lo acabo haciendo.
Mi familia es mi debilidad. Óscar es la piedra angular que la sostiene, y mis tres hijos me dan lecciones cada día y me hacen ser mejor persona.
Me sonríe el corazón con sus carreras para abrazarme cuando vuelvo a casa.
Narrativa visual.
Capturar el día de vuestra boda como si hablara por sí solo es un desafío que me apasiona.
Cada imagen tiene el poder de narrar momentos que, con el tiempo, se vuelven parte de vuestra historia.
Cuando pienso en las fotos que llenan las casas de nuestros padres o abuelos, me doy cuenta de que no solo son imágenes: son la forma de tener a sus seres queridos siempre cerca. Es algo que nos define como cultura, como familias, como personas. Al final, las fotos son lo que permanece, lo que nos devuelve a los recuerdos y las vivencias más significativas.
Por eso, cuando entrego una galería, sé que no se trata solo de un conjunto de imágenes. En cada boda hay fotografías que por sí solas cuentan una historia completa y otras que no tienen precio porque están cargadas de algo que va más allá de lo visible.
Lo más importante.
En un mundo donde las redes sociales nos invitan a desear vidas que no son las nuestras, es fácil perder de vista lo que realmente importa.
Las bodas no están exentas de esto: decoraciones de ensueño, destinos lejanos, o un "deber ser" que a veces se siente como una carga.
Pero lo esencial siempre está ahí.
No dejes que nada te distraiga de lo que de verdad hace único vuestro día: compartirlo con vuestros amigos, emocionarte en la ceremonia por todo lo que significa, saborear cada bocado, y brindar con una cerveza bien fresquita junto a familia que quizá no vuelvas a tener toda junta en mucho tiempo.
Porque al final, son esas vivencias las que quedarán grabadas en vosotros... y en las fotografías que nos contarán esta historia una y otra vez.